Muchas personas se están planteando ante la crisis la posibilidad de emprender nuevas ideas, de crear una empresa nueva, de invertir en una posibilidad laboral propia buscando el autoempleo. Pero hay que tener en cuenta una seria de factores que pueden resultar claves para no fracasar. Tener una indemnización por desempleo no es la mejor manera de sentar las bases que sirvan para tomar decisiones. Los nervios, la prisas, las inquietudes ante una situación nueva, no son buenas consejeras.
A la hora de montar una empresa está prohibido soñar. Es mejor ser pesimista con un punto de realismo, que ser un optimista sin información suficiente. Nada como preguntar, solicitar ayuda y consejos de amigos ajenos a la idea, de personas que nos pongan los problemas delante de nosotros, para que nos obligue a pensar. Pero no olvidar que la decisión la tenemos que tomar nosotros, que al final seremos siempre los mejores consejeros.
Recuerda que muchas ideas que funcionan bien, son simplemente ideas ya conocidas con anterioridad a las que les ponemos nuestra personal modificación para convertirla en nueva. Nosotros somos capaces de conocer muy bien un producto y saber modificarlo y adaptarlo a nuevos clientes, nuevas necesidades, nuevo segmento del mercado. Si algo funciona, puede ser la base de algo que trasformado puede seguir funcionando. Depende de la idea de transformación, de la seriedad y conocimiento que tengamos del producto y del mercado al que está enfocado. Pero si solo copiamos, tampoco vale; hay que añadirle un valor propio, un detalle de suficiente importancia como para considerarlo único por aprte de los futuros clientes.
La formación es fundamental; pero desear seguir aprendiendo cada día es también básico para decidir dar el paso hacia la creación de una nueva empresa. Si no conocer lo suficiente el marcado sobre el que deseas invertir, lo fundamental es aprender todo. ¿He dicho TODO con mayúsculas?
Los clientes están esperando buenos y nuevos servicios, adaptados a sus necesidades de todo tipo, en donde se respete y cuide la figura del cliente, para que vuelva a consumir el servicio. El cliente es quien te paga TU sueldo.
Hay que conocer bien el mercado sobre el que intentamos crear una nueva empresa, sobre el que deseamos emprender una nueva inversión. Analizar el mercado de proximidad a nuestra actividad, tanto geográfica como de servicios iguales, para saber sus puntos fuertes y débiles, y así no cometer los mismos errores. No olvidar que “sus” clientes tiene que ser “nuestros” clientes. Nuestros clientes futuros, en estos momentos, ya están comprando en otra empresa y debemos conquistarlos.
Hay que conocer bien la competencia para saber sus precios de venta, sus servicios añadidos, el precio que pagan a los proveedores, quien les suministra y de qué forma lo que luego venden, qué tipo de gasto fijos soportan, adivinar qué podemos ofrecer nosotros para que nos diferencia de sus servicios y así conseguir y fidelizar a los clientes.
Hay que tener un soporte financiero suficiente para unos meses primeros que serán siempre complicados. Hay que tener una reserva económica, y de no disponer de ella hay que contemplarla a la hora de solicitar financiación externa.
Nunca hay que hacer gastos excesivos a la hora de montar una nueva idea, una empresa que nace. No es necesario gastar de más, nunca, para iniciar una actividad. Todo es muy caro y las reservas nunca se sabe en qué momento las necesitaremos. Cuando se inicia una actividad parece que el dinero no tiene valor, que todo está permitido con tal de que el resultado final parezca “guapo”. El cliente muchas veces busca sobre todo servicios adaptados a lo que está dispuesto a pagar por ellos.
Hay que conocer muy bien a las empresas y personas que nos van a suministrar los productos que vamos a vender o sobre los que vamos a dar un servicio. Hay que negociar precios con los proveedores, condiciones, plazos de entrega, formas y calidades. Es posible que no sepamos los suficiente sobre los precios que pagan las empresas de la competencia por lo mismo que nosotros ahora compramos. No hay que fiarse de lo que se nos diga, si no es información veraz que venga desde varias fuentes, a ser posibles indirectas y fáciles de comparar. Nada como tener firmadas las condiciones de venta y servicio.
Una empresa se basa en pilares inamovibles. El financiero es uno, pero los proveedores son otro. Los clientes son la tercera pata de la silla y las personas que van a crear el servicio o la producción el cuarto. Bancos, proveedores, clientes, trabajadores.