La infancia y la pobreza en la España del 2014

El documento sobre “La infancia y la pobreza en España 2014” subtitulado: “El valor social de los niños. Hacia un Pacto de Estado por la Infancia” y realizado para Unicef por investigadores y profesores privados, es tremendo en sus conclusiones. Nos señala a España como el segundo país de la Unión Europea UE más incapaz para reducir la pobreza infantil, solo por delante de Grecia; y nos apunta como el país de la UE que menos ayuda a las familias a tener hijos.

Además coloca a España en el paquete de Rumanía, Bulgaria, Grecia e Italia por las realidades sociales del tratamiento de la infancia y la pobreza.

El futuro en España de la izquierda pasa por trabajar juntos

El futuro de España está abierto pero el futuro de la izquierda española lo está en canal. Tendremos que entender que Podemos e IU (o al revés) terminarán llegando a un acuerdo. Algo que está muy claro aunque ahora suenen campañas de discordia. Es inevitable. Que a ese equipo electoral se sumará Equo tampoco parece muy complicado de entender.

Si sumamos a esto y analizamos después la inevitable realidad del recambio que sufrirá IU y PSOE en sus gestores; las variables pueden ser varias más. Una de ellas sería la incorporación a este equipo electoral y programático “por España” de un PSOE también gestionado por otra persona y otro grupo de dirigentes nuevos y previsiblemente más jóvenes. Si no es así el propio PSOE se condena a tener que entenderse con el PP, también “por España”.

Mini reforma fiscal en clave electoral mirando al 2015

La mini reforma fiscal que nos propone el gobierno del PP para el 2015 y 2016 es un intento de parecer una rebaja de impuestos y no ser ni una cosa ni la contraria, de querer contentar a los españoles tomando el pulso y el impulso de un momento que ellos consideran bueno para dar un salto de popularidad de cara a las elecciones del año 2015. Humo simplemente.

Bajarán los impuestos de las grandes fortunas, bajarán también los de las personas que menos sueldo ganan pero subirán los de las clases medias, lo que colocará más o menos en neutro la rebaja total, que dicen ser por la subida que ellos mismos hicieron cuando llegaron al gobierno, aunque se olvidan de decir que ni es lo progresista que se necesita ni afecta a la mitad tan siquiera de aquella subida.

España necesita recobrar la ilusión de y por los españoles

España está sumida en un grave conflicto social, sea dificultad latente o viva, sea manifestado o mantenido más en segundo plano por la realidad de los graves problemas, pero precisamente (o tal vez por ello) cuando España menos soluciones e ideas de liderazgo tiene, cuando menos potencia demuestran las fuerzas políticas y sindicales o lo que es peor, menos respeto son capaces de aunar a su alrededor.

Todos hemos perdido y sin duda ellos se lo han ganado a pulso y esto es lo que convierte al problema en más grave. Hay que limpiar de barros excesivas situaciones, muchas caras, casi todas las formas y de momento…, no, no se está viendo la luz.

El PP está agotado pero lleno de poder lo que le mantiene firmes y de pie, en espera de un simple empujón del aire de renovación. El PSOE va a realizar un recambio que no se atisba ilusionante ni entre los mismos socialistas. IU necesita remodelar su sentido y sus rostros. Los sindicatos están apagados y fuera de cobertura. Los nacionalismos se han enrocado en sus torres sabiendo la debilidad de Estado.

España no es Venezuela. No tenemos petróleo

Ahora está de moda maltratar insultando a quien se acusa de parecer venezolano, señalando con el dedo el pretender para España políticas iberoamericanas. Damos vergüenza como sociedad crítica, capaces solo de defender nuestras posturas insultando a todo.

Las políticas en algunos países de Iberoamérica son mejorables, otras son regulares, en otros casos son muy buenas. Pero en todos los casos debemos aceptar que son mejores en esta década que en tiempos pretérito. Se nos quiere hacer olvidar como si fuéramos tontos el recuerdo de lo que intentó ser Iberoamérica como continente en constantes golpes de estado dictatoriales, pobres y dominados por las injusticias promovidos por algún país muy grande que los deseaba dominados y convertidos en una simple despensa de grano llena de esclavos que trabajaran para los ricos.

Claro que España no puede ser Venezuela, como no puede ser Suecia o Méjico. Ni Perú puede ser Canadá o Suiza. Cada país y cada sociedad es particular. Hacer comparaciones para odiar es otro error social que siempre se cobra víctimas. Aprendamos a querer y a respetar a los que comparten con nosotros parte de la historia y como poco el idioma.

Futuro y presente de las pensiones en España

En una mesa redonda sobre pensiones en España que tuve en un barrio de Zaragoza junto a importantes responsables del PP, IU, CCOO y UGT, salieron sobre la mesa del debate un gran número de cuestiones que creo importante compartir con vosotros. Un gran nivel de participantes, donde yo con diferencia era el menos importante.

El tema de las pensiones es complejo, sin duda, pero más complejo nos lo quieren poner los que se dejan llevar por el espíritu de las privatizaciones, como un mantra que intenta sacar tajada, también, del futuro de la sociedad española. Voy a dejar algunas pinceladas de lo tratado.

 El sistema de pensiones de España es de muy alta calidad, capaz de soportar sin excesivas tensiones la actual crisis, la mayor de nuestra generación.

 Las pensiones preocupan y mucho a la sociedad española. Más a las personas a partir de los 40 años que a los mayores de 55 ó 60.

 La sostenibilidad del sistema de pensiones puede tener problemas al unirse varios factores que ya hoy sabemos asegurados. Pero lo que no sabemos es la importancia de otros factores que incidirán sobre las pensiones de forma positiva. Es decir, sabemos los factores negativos, pero no somos capaces de cuantificar los factores positivos.

 Los factores negativos son la baja natalidad, el aumento de la esperanza de vida, la gran bajada de los sueldos en España en esta crisis lo que hace que las cotizaciones sean menores, el enorme número de personas desempleadas. Esta mezcla es letal, sin duda.

Yo tampoco quiero trabajar. Nadie queremos trabajar ya

En España se ha pagado este mes sobre 80.000 euros a la hija de una cantante condenada de nombre tan contundente como «Chabelita», por hablar en una revista sobre su vida adolescente sin nada importante que decir, más otros 30.000 euros por anunciar una dieta de alcachofas y similares.

Cuando en un país sucede esto dentro de la libertad de mercado, algo hay que repensar, sí, se lo tiene que hacer mirar. En el mismo mes ha cobrado 110.000 sin tener que salir en pelotas ni en la televisión, que se lo guarda para le recámara. Así que los jóvenes que la siguen solo piensan en estudiar como ser: “la hija de…” y jugar con las televisiones. España va bien. Lo curioso es que vive de los pobres que consumen sus productos bobos.

Con esos dineros cobrados que no ganados, se pagan 180 mensualidades mínimas de las personas que tienen que currar 8 horas cada día durante al menos 22 días al mes. Así que no nos preguntemos por qué está cabreada la sociedad sin conocer antes que si unos chicos corren jóvenes corren muy bien tras un balón y logran ganar a otros chicos les darán por esas —a lo sumo— 8 horas de fútbol en un mes el equivalente a 1.110 meses de sueldo de un trabajador. Son 8 horas de trabajo corriendo en el fútbol contra unas 195.000 horas del trabajo de un carpintero, un camarero o un auxiliar de geriatría. ¿Esta es la España que tú quieres para tus hijos? Nadie queremos trabajar duro, pues no lo pagan, lo que mola es trabajar de bobo.

Abdica el Rey para el futuro de España

Curiosamente ha sido la Monarquía en España la que ha leído mejor los resultados de las últimas Elecciones al Parlamento Europeo. Se ha dado cuenta de que ya han llegado los nuevos tiempos, que la Transición se ha acabado definitivamente, que la Monarquía pendía de un hilo, que se necesitamos gentes jóvenes en todos los puntos políticos y sociales, que necesitamos visualizar una nueva generación de líderes, nuevas ideas y una imagen de España más moderna.

Ahora si, ya podemos decir con rotundidad que la Transición se ha acabado, que tras el domingo pasado todo será distinto y que ahora entre todos toca edificar, construir el nuevo futuro. Seguir sin verlo era una opción, pero la velocidad es alta y se puede llevar la velocidad a quien esté quieto. La salud del Rey actual, sus problemas familiares y su mala imagen unido a la mayoría absoluta actual en el Parlamento, han llevado a tomar una decisión inevitable por mucho que se fuera retrasando en el tiempo.

Nuevos trabajos para el nuevo futuro laboral

Es complicado intuir cual será la economía del trabajo en el futuro. No solo qué oficios serán los que tengan éxito o se mantengan, sino sobre todo hacia donde iremos avanzando en la distribución del trabajo, cada vez más escaso. ¿De qué trabajaremos dentro de 40 años? Efectivamente nosotros de casi nada; me refiero a los jóvenes de entonces, a los que todavía no han nacido o son hoy adolescentes.

Es hoy cuando debemos ir construyendo poco a poco lo que será el mundo del 2050. Lo que no siempre nos dice que lo hacemos sabiendo que lo estamos construyendo. Muchas veces los cambios son imperceptibles y sin pretenderlos.

Una de las posibilidades es el posible crecimiento enorme que experimentará la economía del ocio. Algo que ahora suena hoy a raro. Podríamos (podrían) asistir a unas sociedades donde se viviera más para la contemplación, el disfrute, el consumo del tiempo. Y donde el trabajo fuera también ocio. Y donde también se podría trabajar muy duro pero sobre todo en aquello que uno mismo va considerando ocio. Produciría ocio, vendería ocio y tras cobrar compraría ocio.

¿Y si acudieran a votar mucho más los jóvenes en este país?

Cuando ya llevamos gastado el 30% de la campaña electoral para el Parlamento Europeo de momento entre todos los partidos solo aparece una idea “déjà vu”. Es posible y algunos lo desean que al final se agrupen en una gran coalición el PP y el PSOE para dominarnos mejor. Nada nuevo en el desierto social, en la inoperancia política de todos los dinosaurios a punto de desaparecer por frío.

Nadie sabe cuanto va a durar este final de ciclo social, no sabemos si esto lo cambiaremos en un par de años o en un par de lustros. Depende de varios motivos complejos. Pero sin duda es el final de un sistema, como lo fue en 1898 o en 1914 o en 1933. Es el final y todos los sabemos aunque nadie diga cuanto tardaremos en ver la luz de “lo nuevo” que nadie sabemos de qué color será.

La derrota de los demócratas apagados por la crisis

Tendremos que asumir nuestra derrota. Los capitalistas de libro y laboratorio económico nos ganaron la batalla a costa de hacernos mayores, cómodos y con piso propio. Nos vendieron sus hipotecas y nos quitaron a cambio los libros de Marx que tanto nos costó comprar cuando estaban prohibidos. Se nos olvidó enseguida de donde veníamos, convencidos de que a donde íbamos era el paraíso. Y ahora estamos en esas, buscando la salida. Pensando que el infierno es peor que el purgatorio social.

No es que ahora estamos tristes, es mucho peor, estamos desocupados y fuera de cobertura, llenos de arrugas sociales y vacíos de ideas. Y como máximo logro, hemos decidido unirnos todos para no ir a votar a nadie, pues nos han convencido de que todos los que se presentan son iguales.

La inoperancia al poder de la nada.

Hemos decidido estar quietos, diciendo que somos los mismos que antes, pero apagados del botón social. Dicen los agoreros que somos doce millones los españoles quebrantados por las políticas económicas, laborales o sociales equivocadas, pero que casi todos estamos quietos y esperando, acojonados por si vamos a peor, que todo es posible. En realidad, ser doce millones es muy poco pues quejarse, lo que se dice quejarse de verdad, no estaremos muchos más del uno por mil. En Aragón poco más de 1.000. De los doce millones repartidos por toda España unos 12.000. Les llega con la policía habitual que ya tienen.

Por eso nos ponen todos los días en los telediarios imágenes de Ucrania, de Alepo o de Sudán. Así nos enseñan que a poco que nos pongamos a joder terminaremos con las calles hechas añicos y el polvo no lo podremos quitar con bayetas y Mister Proper. Vamos, que nos han convencido otra vez que es mucho mejor ser pobres pero limpios, que pobres pero llenos de sangre. Son de listos un huevo pues ni nombran el futuro ni explican cómo viven nuestros vecinos europeos. Y nosotros unos benditos que nos creemos todo lo que nos cuentan.

Somos mindunguis pero nos creemos millonarios

Somos excesivamente ricos para desear un gobierno de izquierdas en España, aunque esto nos parezca una barbaridad. En tiempos de crisis —como decía un abate religioso— no hay que mover los muebles no se vayan a romper. Y eso es precisamente lo que hacemos los españoles, no desear cambios que nos puedan llevar a perder lo que consideramos un lujo, es decir, lo que tenemos aunque sea poco. Nos creemos ricos y este es el gran éxito del sistema. Ser unos mindunguis, pero creernos “los elegidos”.

Es la clásica: “virgencica, virgencica, que me quede como estoy” traducido al momento de votar. La mayoría queremos seguir como estamos, pues vemos que hay millones de españoles que están peor que nosotros. Por si acaso, jugamos a caballo ganador. Que sigan robando, gobernando como sepan o quieran, pero que a mi no me afecte. Nos importa mucho la sociedad pero entendemos que deben ser “otros” los que resuelvan los problemas de los que los tienen, hasta que nos tocan a nosotros las tragedias.

Una vez que ya hemos entendido que los españoles queremos seguir como estamos —quiero decir los españoles mayoría, los que aunque estamos peor que antes no lo estamos tanto como para ponernos a llorar—, los que gestionan deben estar tranquilos, no jugaremos las cartas del cambio pues este solo se hace: o cuando hay tranquilidad o cuando hay miedo.

Que no hagan encuestas, y sobre todo que no compran cava ni IU ni UPyD. Está todo vendido, somos más ricos de lo que nos pensábamos. Los pobres no votan, cabreados por el sistema que los ha mandado a la calle. Solo votamos los que queremos conservar lo que tenemos. Somos más que los americanos o los alemanes pues tenemos paella, sol y fútbol.